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Una de las zonas más emocionantes de la ciencia es la que está permitiendo realizar ediciones genéticas. Desde hace algunos años existen tecnologías que permiten, por distintos métodos, realizar modificaciones a nivel del ADN para provocar cambios en los organismos. Sin embargo, aunque parece una de esas tecnologías que la ciencia ficción ya nos ha acostumbrado a ver en sus tramas, en la vida real es más complicado que las personas estén al tanto de estos avances que estas tecnologías nos acercan. Lo mismo pasa con los dilemas éticos que provocan. Nos interesó mucho conocer qué es lo que la gente sabe y piensa de las tecnologías de edición genética en México y realizamos una encuesta nacional casa en vivienda en 2018 para averiguarlo.  

Para un tema así de novedoso, la primera pregunta que realizamos quería establecer qué tan familiarizada estaban las personas con el tema. En particular, preguntamos qué tanto habían escuchado o leído sobre la edición de genes que puede usarse para cambiar las características genéticas de un bebé? 

La mayoría, sin ser abrumadora, no ha escuchado nada del tema. Y si juntamos esa respuesta con la genet que ha escuchado poco, el porcentaje de personas en México que ha escuchado o leído nada o poco sobre edición genética para alterar las características de un bebé es del 71%. La cifra que al también llama la atención es el porcentaje de personas que respondió que ha escuchado o leído mucho sobre este tema. Un desconcertante 1%. 

Entonces consultamos a las personas sobre las limitaciones para estas tecnologías. Ante cuatro diferentes escenarios, preguntamos si les parecía que la tecnología médica están siendo empleadas de manera apropiada o si se cruzaba un límite y se les lleva demasiado lejos. Las cuatro interrogantes tenían que ver con la edición genética aplicada a bebés. 

 

La distribución de respuestas fue más o menos similar en las cuatro, aunque tuvo una tendencia a acentuarse más el rechazo cuando la aplicación de la tecnología era para hacer que el bebé fuera más inteligente. 58% de las personas en México consideran que eso es llevar demasiado lejos la edición genética. La aplicación para que la mayor parte de las personas dijeron que la consideraban un uso apropiado –aunque nunca rebasaron el 40%– fue la edición genética para evitar que el bebé padeciera una enfermedad grave desde su nacimiento, con el 36%. Aún en esos casos, casi la mitad de las personas dijeron que la tecnología iba demasiado lejos. En la gráfica resalta el amplio porcentaje que ocupan las respuestas no sabe, o no contestó, cuestión que puede explicarse por medio de la primera gráfica y el desconocimiento de los detalles del tema. 

Al hacerle una pregunta similar a las personas en Estados Unidos, el Pew Research Center descubrió que el 50% de las personas no estarían de acuerdo con que se realicen ediciones genéticas que permitan que los bebés tengan menor riesgo de padecer enfermedades.  

Las personas en México tampoco tienen tanta confianza en que los investigadores estén completamente conscientes de las implicaciones y las consecuencias colaterales de lo que estas técnicas significan. Al plantearles esa cuestión, sus respuestas se concentraron en mayoritariamente en dos: poco y nada. 

La edición genética con fines de modificar a los no nacidos es un terreno plagado de socavones éticos y de complejidades técnicas y consecuencias difíciles de planear. Por todo ello, se requiere de una discusión amplia fundada en el conocimiento profundo de lo que estas tecnologías hacen, de lo que logran y de lo que prometen, así como del rango de efectos negativos que acarrean. Solo mediante la discusión a fondo de este tipo de cuestiones es que el público perderá la sensación de distancia y dejará de considerar que son temas que le son ajenos.