Hay pantallas en todos los ámbitos de la vida y la lectura no podría quedarse al margen. Pasamos mucho tiempo leyendo en pantallas, desde todas nuestras comunicaciones instantáneas como muchas de las noticias y, en gran medida, gran parte del entretenimiento y el ocio. Pensando en eso, nos planteamos preguntarle a las personas en México sobre su relación con los libros digitales.
Primero que nada quisimos entender qué tan familiarizadas están las personas en México con los libros digitales. Ante la pregunta sobre si en algún momento han consultado o leído un libro en formato digital, esto fue lo que nos respondieron.
Sorprende un poco que solo dos de cada diez personas hayan leído o consultado libros digitales en México. Como área de oportunidad y también como punto de partida para otras indagaciones más granulares sobre lo que sucede con el consumo de libros –físicos y digitales– entre las personas del país, es un dato interesantísimo. Aunque es difícil plantear una comparación confiable, sirve considerar cómo es el panorama de los libros digitales y la lectura en otros países. Por ejemplo, en Estados Unidos, las personas que dijeron leer un libro completo en los doce meses previos en formato digital pasó de 17% en 2011 a 27% en 2015, según el Pew Research Center.
La segunda pregunta es interesante, porque ya no habla sobre las lecturas o las consultas, sino más bien sobre la compra. Preguntamos a las personas si en alguna ocasión han comprado libros digitales.
Parece cumplirse lo que las personas a las que nos gusta leer hacemos a cada rato: comprar más libros de los que se leen. Según las personas que respondieron nuestra encuesta, tres de cada diez personas han comprado libros digitales en México.
Otra de las preguntas fue por el medio, el formato en el que las personas que leen libros digitales prefieren hacerlo. La mayoría, al plantearle tres alternativas, eligieron al celular como el medio por el cual consumen libros digitales.
Es interesante considerar que aquí entra en juego el tema del acceso a aparatos que por lo general implican una inversión. El celular, al ser un aditamento disperso entre gran parte de los adultos en el país, es quizá el medio más económico –si bien no el más cómodo– para leer este tipo de libros.
Por último, la pregunta crucial y repetida una y otra vez cada que se habla de estos temas: ¿Qué prefieren las personas, leer en papel impreso o en plataformas digitales? La respuesta fue muy particular:
Más de la mitad de las personas prefieren el libro impreso. Curioso que únicamente el 14 por ciento dicen no tener preferencia, o más bien, preferir ambos medios para leer. Al tratarse de una actividad que se realiza en soledad y de manera individual, la experiencia tiene la posibilidad de buscar que esta sea lo más gozosa y adaptada a lo que las personas desean. La lectura es un hábito que se promueve de muchos modos, y quizá más allá de incentivar el gusto, el tema del acceso es uno de los cruciales cuando se trata de este tipo de actividades. Ante la falta de librerías o bibliotecas, los libros digitales de fácil acceso y adaptados para leerse en teléfonos celulares, por ejemplo, se presentan como una gran alternativa.