Es indudable que el impacto de la covid-19 sobre las industrias culturales ha sido decisivo. Museos cerrados, cines y teatros desiertos, producciones abandonadas y cualquier tipo de suceso colectivo aún muy lejos en el horizonte. La extensión de las afectaciones están aún por contabilizarse porque la pandemia continúa y la nueva normalidad no ha alcanzado a estas industrias. Según el Observatorio Iberoamericano de Cultura, las industrias culturales y creativas en América Latina generaron 124 mil millones de dólares en ingresos en 2013. Además del capital, son un sector importante de creación de empleo. En México, por ejemplo, estas industrias aportan alrededor de 1 millón 26 mil empleos, al país. De acuerdo con datos de la Cuenta Satélite de la UNESCO en México, en 2013 de los puestos de trabajo remunerado por actividad en cultura, el teatro y las artes escénicas ocupan alrededor del 5%.
¿Cómo era el escenario antes de la irrupción de este virus y sus estragos? Nosotros preguntamos a las personas en México, en particular sobre sus hábitos al momento de ir al teatro. Al preguntarles si en algún momento de su vida habían asistido al teatro, el 59 por ciento de las personas respondieron que no.
Les planteamos la pregunta acortando el periodo de tiempo. En los últimos doce meses, cuántas veces han ido al teatro. Ahora la respuesta negativa fue de 44 por ciento. Esa tendencia, está en sincronía/en contra de la cifra estimada por el Observatorio Iberoamericano de Cultura: según su Estudio de Cultura y Desarrollo, el 67% de las personas en Latinoamérica no han ido al teatro en los últimos 12 meses. Es interesante considerar que nuestra encuesta mostró que el 2 por ciento de las personas en México acuden entre 6 y 10 veces al año, es decir, casi una vez al mes.
Al considerar los modos en los que la gente se entera de la oferta teatral, la mayoría contestó que el sitio donde se informa es la televisión. El 67 por ciento dijo que fue ahí donde se enteró de las obras de teatro en cartelera. Fuera de la televisión, no hubo ningún otro medio que superara el cincuenta por ciento de personas que se informan de las funciones y los estrenos.
Para concluir, les preguntamos por visitas a otros recintos culturales. Es claro que el teatro no tiene por qué ser el espectáculo cultura de la preferencia de nadie. Sin embargo, las cifras de asistencia fueron también algo escuetas para la mayoría de los sitios excepto uno. Seguramente puede suponer cual fue. Lo sorprendente, en todo caso, podría ser pensar en el empate en respuestas afirmativas para dos lugares tan distintos como las bibliotecas y los museos.
Las razones por las que las personas no concurren en números abrumadores a estos recintos son una interrogante interesante a descubrir. Y definitivamente, una vez que baje la marea desastrosa de la Covid-19, será un de los temas a tener en cuenta para incentivar una reactivación de las industrias culturales y creativas.