El nuevo acuerdo comercial de los tres países de América del Norte, el T-MEC, actualiza y modifica varios detalles del antiguo TLCAN. Entre los cambios destacan los realizados a temas de propiedad intelectual y piratería. Las reformas al código penal federal en materia de delitos contra la propiedad intelectual perseguirán con mayor severidad a las personas que comercialicen productos falsificados para así cumplir con los compromisos que el T-MEC impone. Por ejemplo, impondrán de cuatro a diez años de cárcel y de 500 a mil días multa para “quienes, con fines de lucro, eludan sin autorización cualquier medida tecnológica de protección efectiva” en las obras amparadas por derechos de autor. Sin embargo, el consumo de piratería no parece fácilmente erradicable. Nuestra encuesta de 2015 le preguntó a personas en México sobre su consumo de este tipo de productos: apenas un 16% respondió nunca haberlos consumido.
Según la OCDE, el monto que suma la comercialización de “productos falsos importados” pasó de 461 mil millones de dólares en 2013 a 509 mil millones de dólares en 2016. Estas cifras, advierte el reporte del año pasado, no incluye “los productos falsificados producidos y consumidos a nivel nacional, ni los productos pirateados que se distribuyen por internet”. China y Hong Kong ocupan los primeros lugares en la producción de productos pirata. En 2016, México figuró entre la lista de los doce países que más piratería distribuyen. Entre los productos que la organización internacional identificó como los más falsificados, destaca el calzado y la ropa, artículos electrónicos y cosméticos y perfumería.
Al consultar al 84% de personas que aceptaron en alguna ocasión haber consumido productos pirata, el producto que en su mayoría consumen fueron los DVD, BluRays o CD. Muy cerca le siguen ropa, calzado y un poco más abajo los artículos para telefonía celular. Además, la mayoría dicen que los adquieren por una cuestión de precio. Otro tanto alude también a la facilidad para adquirir los productos que busca.
Por último, al preguntarles por sus sentimientos frente a este hábito de consumo, el 58% relató en 2015 estar muy o algo de acuerdo con la venta de productos pirata. Contrasta nuevamente esta aprobación con el 8 por ciento que se dice muy en desacuerdo.
Los patrones que registra el estudio de la OCDE muestran un aumento en un periodo de tres años en la comercialización de productos falsificados. La entrada en vigor del T-MEC y las nuevas sanciones que la ley contempla para los infractores buscarán reducir este comercio, sin embargo los hábitos, las facilidades económicas y la disponibilidad que estos productos ofrecen siguen siendo factores muy atractivos que dificultan esta tarea. El tema persistirá como factor de impacto tanto en el comercio internacional como en los hábitos de consumo de las personas y será importante tener la vista puesta en su evolución.